Eugenia Bahit everywhere

¿Cómo se inició en el desarrollo de aplicaciones libres?

En realidad no creo que pueda separar mi inicio como desarrolladora de aplicaciones entre desarrolladora de aplicaciones libres y no libres. Yo siempre desarrollé Software y lo compartí libremente con todo el mundo incluso sin siquiera saber de la existencia de la terminología «software libre».

Y no lo hacía por nada en especial. Que sé yo, me habían criado así tal vez. Con eso de que «en la vida hay que compartir todo». Tal vez es algo que nace de mi solo por costumbre pero creo que forma parte de la esencia de cada individuo. Pensá que era muy pequeña cuando me inicié en el desarrollo de aplicaciones.

Tenía 18 años, eso fue literalmente «el siglo pasado» (y no, no soy como Brad Pitt en Entrevista con el Vampiro! Soy de edad avanzada no más xD). Fue en el año 1996 y sin siquiera pensar que me iba a dedicar profesionalmente. Por aquel entonces y desde los 14 años, me dedicaba profesionalmente a la música, era corista y «batera» sesionista y me ganaba la vida dando clases particulares de batería y percusión qué me iba a imaginar yo que mi hobby no era la informática sino la música y que mi verdadera profesión era «codear»? Ni lo pensaba a los 18!

Luego, cuando se transformó en una actividad profesional (unos 2 años después), ya trabajando para clientes que tenían empresas, vestían de «saco y corbata» y no tenían ni pelo largo ni tatuajes xD, ahí me enteré del tema de licencias y esas «cosas locas».

No sabía de la existencia del software libre, así que en su momento le dije a los abogados de mi estudio: «en la licencia de uso poné que es válida por 99 años renovables automáticamente por períodos idénticos sin necesidad de firma de otro contrato ni pago de ningún tipo y que todo el Software se entrega con código fuente para que pueda ser modificado e instalado en cuantos ordenadores sea necesario. Pero que si se necesitan que yo les haga las modificaciones, les de soporte técnico luego de los 6 meses de adquirido el Software o cualquier otro servicio de consultoría informática, tienen que pedirme presupuesto».

En el estudio de abogados no entendían nada. Yo había contratado al estudio de abogados (especialistas en derecho informático y propiedad intelectual) más grande de América Latina, el mismo que en esta parte del mundo, contrataban por aquel entonces empresas como Microsoft, Adobe y Macromedia -que aún no era de Adobe-. Me salía fortuna. Pero no me quedaba otra. Los clientes me exigían lo de las licencias y yo no tenía la más puta idea de lo que me estaban hablando.

Pero yo tenía muy en claro que quería vivir del desarrollo de Software y no de «hacer contratos», sino, me hubiese dedicado a la abogacía o a la política y sería legisladora. Eso de que me tuviesen que pagar 100 veces por el mismo desarrollo era como hacerme una transfusión de agua potable a cambio de deshacerme de toda mi adrenalina. ¡No me generaba nada! Y yo buscaba divertirme, me interesaba 3 pitos ganar dinero. Lo necesitaba para alimentarme lógicamente y para ayudar a mi familia porque en mi casa, no teníamos dinero. Mi mamá era jubilada con la mínima y mi papá tenía una librería que acababa de cerrar por la crisis.

En ese momento, también utilizaba tecnologías privativas como ASP 3.0 y Visual Basic (aún no existía la «basofia» de .Net) y cuando llegó el momento de hacer las licencias para ese tipo de Software, fue que me enteré de que no podía. Que «Microsoft» no me daba permiso porque para codear en VB, yo utilizaba un Software que un compañero de trabajo había adquirido en la Universidad con una licencia «de estudiante» (salía 1 dólar, que aquí era el precio de un paquete de caramelos). Yo venía acostumbrada a C y a Perl y con esto de Microsoft, me «cabrié», putié como psicótica desquiciada y así terminé conociendo el Software Libre. Pero lo conocí «como usuaria», no como programadora. Porque yo ya venía desarrollando software con esa filosofía desde mi primera línea de código.

¿Qué significado tiene para usted el software libre?

Gigante. LIBERTAD ¿te suena a poco? Tenía 4 años cuando le daba «discursos» a mi maestra de jardín de infantes sobre la libertad porque no me gustaba que me obligaran a jugar, dormir o dibujar. Es algo que se lleva en la sangre. O tenés espíritu libertario o no lo tenés. No es cuestión de etiquetas. Es una cuestión de espíritu, de esencia.

Es un simple estilo de vida pero en el sentido más amplio. Para quiénes no tienen ese espíritu libertario, el Software Libre lo ven simplemente como Software gratis. Pero la libertad no tiene nada que ver con el precio. No se porque la gente confunde libertad con precio. Un preso sale de la cárcel y es libre. Por ahí, asesinó a alguien con un cuchillo que le regalaron, jajajaja , pero en serio ¿qué tiene que ver la libertad con el precio de las cosas? Nada! La gente confunde la pomada marrón con el dulce de leche.

Que tengan un color parecido no quiere decir que sean lo mismo ni mucho menos que tengan el mismo sabor. Y el software libre se trata de libertad. Y yo, solo soy feliz siendo libre. Si no soy libre, no puedo ser feliz. Así que el software libre, trabajando yo de esto, lo significa todo para mi. Representa el 70% de mi vida si no más.

¿Qué recomendaciones haría a los que se inician en el mundo del desarrollo de software?

Lo mismo que le recomendaría a cualquier persona aunque lo que quisiera, fuese iniciarse en el mundo de la globología.

  • Humildad: para atravesar la barrera del conocimiento y transitar por el camino de la sabiduría, porque saber y conocer no es lo mismo. El conocedor, conoce los límites. Pero, el sabio, sabe cómo atravesarlos.
  • Amor propio responsable: para no caer en la mediocridad de la competencia cegado por la frustración de las propias carencias y centrarse solo en superarse a uno mismo.
  • Voluntad: para proponerse objetivos y para trabajar en alcanzarlos.

Y por sobretodo, libertad. Porque sin ella, ninguna de las tres anteriores es posible.
Alguna anécdota relacionado con el desarrollo de software libre.

Unas ¿mil? jajajaja, muchas, definitivamente. La más reciente es una que me avergüenza un poco pero que la vez, me inspira cierta «ternura». Hace poco, para el especial de fin de año de Hackers & Developers Magazine, le hice una entrevista telefónica a Richard Stallman. Por e-mail, él me había pasado su teléfono. Yo sabía que él no usaba teléfono móvil así que no sabía quién atendería la llamada.

Yo leo muy bien en inglés, pero al ser un idioma que me genera rechazo, no lo hablo. Soy una especie de Tarzán hablando inglés. Entonces, 10 minutos antes de llamar a Stallman, como lo admiro de una forma que jamás admiré a nadie, me agarró un ataque de nervios como si estuviese a punto de tener una cita con Chris Cornell -más o menos-. Cuestión que llegó la hora y lo llamé. Me atiende una voz de hombre y me dice en un perfecto inglés: «Hello». Y yo respondo: «jé-lou. Mai neimmm is Eu-ge-nia Bait…».

El hombre me interrumpe y me dice, en un perfecto español: «Hola Eugenia, ¿cómo estás tu? Un gusto hablar contigo». Casi me desmayo y de la emoción me puse a «gritar» cuál adolescente en un recital de Bon Jovi cuando aún tenía el pelo largo: «Ay! Richard! Hola! Estoy emocionada! Ah! Qué emoción! Ah! No puedo hablar!!!» y Stallman con su humilde paciencia me responde… «bueno… bueno». A todo esto, descubrí que si me emociono demasiado me caen lágrimas como si llorara, pero no llorar de tristeza. Fue raro y bizarro! En fin… aclaremos que estoy cerca de los 40 años, no de los 15! 🙂

¿Qué se siente siendo miembro de la Free Software Foundation?

Orgullo y placer de pertenecer a un lugar con el que te sentís identificado. Fuerza para asumir el compromiso de ser fiel a tus principios con honestidad, valor y sobretodo, con responsabilidad.

Cuéntenos acerca de su experiencia como miembro de Debian Hackers.

Bueno, Debian Hackers supongo que muchas personas lo imaginan como un grupo de desquiciados de película de -mal llamados- hackers. Aciertan en que somos un grupo de desquiciados, pero se equivocan en compararnos con los mal llamados Hackers en Hollywood. Más bien nos parecemos a los desquiciados de películas del estilo de Scary Movie, jajaja ¡Nos falla la «capucha»! ¡Somos conscientes!!

Con Dabo que es quien me invitó inicialmente a sumarme al proyecto y con quien más a menudo hablamos, hemos llegado a pasar 8 horas charlando en un chat telefónico de cualquier boludez (obviamente, boludeces informáticas mezcladas con temas como la inmortalidad del cangrejo y la existencia de unicornios azules alados). Es un grupo excelente. Yo los adoro a todos y aprendo muchísimo de cada uno de ellos. Cada post en el blog, cada e-mail que intercambiamos por más espaciado que sea, es una forma de seguir creciendo y aprendiendo. Además, somos todos muy compañeros en el verdadero sentido de la palabra.

Para «los de afuera» (como decimos acá), basta con ver uno o dos post del blog, para leer los comentarios y darse cuenta del gran compañerismo que existe en el grupo. Creo que formar parte de Debian Hackers es una de las experiencias más motivadoras que he tenido en mi vida. Creo que en muchos aspectos, nos diferenciamos de cualquier otro equipo. Por ejemplo, no vas a encontrarte con que largos debates de esos que no conducen a nada (a los cuáles, si no te asustas de mi expresión, te diré que a ese tipo de debates típicos del ambiente del software libre y de la informática en general, yo los llamo los «filomasturbates». Sinceramente, no soporto eso de «filosofar» durante días sobre temas que por más interesantes que resulten, no producen ni contribuyen. En ese sentido soy demasiado expeditiva con mis opiniones).

Creo que cada uno tiene implícitamente (porque jamás hemos hablado de ello), un área en la cuál se enfoca. Dabo, por ejemplo, está super metido con todo lo que es vulnerabilidades en servidores y aplicaciones Web. Ni bien se conoce un agujero de seguridad, el tipo ya te lo está contando antes que se entere nadie y sugiriéndote los parches. Diego, es más tranqui pero más experimental. Como que en el momento no te das cuenta, pero cuando haces una retrospectiva, te das cuenta que el flaco vive experimentando cosas. Debish (Ángel) tiene un talento alucinante. Es como un poco más tímido, pero como todo tímido, cuando se le dispara una idea te publica un post que te deja con la boca abierta. ¿Cómo no vas a aprender de gente así? Y como si fuera poco, son adorables. Excelentes personas, pero de verdad. No es una forma de decir. Lo son. Es buena gente y eso, sobretodo en el ambiente informático, no te lo encontrás a la vuelta de la esquina.

¿Cómo surge la iniciativa de la revista Hackers & Developers?

Qué pregunta difícil. A ver… es largo (muy largo) de explicar y resumirlo no se justifica. Surge a partir de experiencias y vivencias tanto personales como profesionales que me tocaron transitar, en casi los últimos 20 años de mi vida.

Me molesta cuando leo en los blogs o comentarios en redes sociales que «Hackers & developers Magazine es una revista hecha por mujeres». Porque mi rol de mujer lo ejerzo en ámbitos privados de mi vida. Y no somos «un grupo de mujeres», somos un grupo de PROFESIONALES. Además, sin ir más lejos, uno de los profesionales que colabora en la revista, Sergio, genéticamente es hombre.

Hasta antes de que surgiera la revista, yo formaba parte de Python Argentina. En el último PyCamp que se hizo en julio del año pasado, la Python Software Foundation subvencionó el 50% de la estadía diaria «a las mujeres».

Yo acepté la subvención porque realmente, no me alcanzaba el dinero para pagar todo. Pero de todas «las mujeres» del PyCamp (6 creo), solo 2, éramos programadoras Python. El resto de las niñas, estaban allí para homenajear los estudios del benemérito padre de la psiquiatría, Don Sigmud Freud. Súmale a eso, que el ambiente del PyCamp, no me gustó un carajo. Falopa, vino, cerveza… yo soy una mujer grande. No estoy para el pelotudeo. Fui para codear y de las decenas de personas que había, rescaté profesionalmente a los mismos 3 o 4 de siempre.

Y ese, creo, fue el disparador para que surgiera Hackers & Developers Magazine. Como todo disparador, puso en evidencia otra decena de situaciones: se venía la PyConAr (conferencia de Python que se hace a nivel mundial) y de -si mal no recuerdo- 180 charlas, la mía era la única propuesta por parte de una mujer ¿y las demás programadoras donde carajo estaban? Seguí sumando: se viene la UbuConLA en Argentina y voy. Hacen un sorteo al final de la conferencia, de unas remeras y demás merchandising. Había una remera pequeña (talle S, con corte de hombre) y como era pequeña para el cuerpo de un hombre, deciden sortearla entre mujeres. Para lo cual, preguntan «¿cómo se instala un Software en Ubuntu?». Yo obviamente, me cagué de risa. No me iba a prestar a semejante mamarracho (y encima, una remera talle S con corte de hombre no me sirve ni para usar de sábana) y escucho a una niña responder «con apt-get install» y ¿qué respondió el «señor representante de la UbuConLA»? «Es mujer y sabe como instalar un software por consola, se merece la remera». De haber tenido permiso de portación de arma, en este momento te escribía desde la cárcel dentro de una celda de máxima seguridad.

Y estos son solo detalles que aislados no significan nada. Pero como estos, miles. Y todos se sumaron. Porque hay algo que no se puede negar y es que América Latina es retrógrada en aspectos relacionados a los derechos humanos, la igualdad de género y de oportunidades. En Argentina, este último tiempo, hemos dado grandes pasos al respecto. Pero si hacés un balance general, sumando Argentina al resto de América Latina, seguimos todos con la pelotudez cultural de «el bien y el mal», «mujer lava platos, hombre mira culo de mujeres que lavan platos» y así. Pero yo soy una convencida de que las oportunidades, uno las tiene que saber buscar, se tiene que cagar en las pelotudeces de los usos y las costumbres y es uno el que tiene darse la oportunidad que busca.

Así que mi idea fue esa: hacer algo de calidad, por verdaderos profesionales que me sirva para difundir conocimiento y generar oportunidades que hasta el momento, siguen siendo inexistentes y la única excepción, es Hackers & Developers Magazine. El resto, discrimina (positiva o negativamente). Porque hacer un «Hackaton para mujeres», no es dar igualdad de oportunidades. Yo hago las cosas para profesionales y me interesa tres carajos si son hombres, mujeres, gays, lesbianas, travestís, transexuales, transformistas, blancos, negros, latinos, europeos, católicos, judíos o ateos… a las personas, profesional y personalmente, las admiro, respeto, valoro y aprecio, por lo que son interiormente. Lo demás, ni siquiera lo percibo. Me da lo mismo que me deseen un shabat shalom o una feliz navidad ¿son buenos deseos y de buena onda? Pues gracias e igualmente. Eso es lo que valoro y lo que pretendo difundir, además del saber, a través de Hackers & Developers Magazine. Pues para eso fue creada 🙂

Hablénos un poco de su trayectoria profesional en el mundo del software libre.

Bueno, supongo que todo lo que dije en preguntas anteriores, responde bastante a esto, sobretodo, porque me cuesta dividir mi trayectoria enfocándola al Software Libre. Tengo una trayectoria profesional que hubiese existido o no el Software Libre, la hubiese tenido igual. Porque como te comenté un par de preguntas antes, la cuestión de la libertad, en sí misma, no tiene que ver con lo profesional: tiene que ver con un estilo de vida.

Agradezco enormemente la colaboración de Eugenia Bahit al brindarme la entrevista y poder compartirla con la comunidad. Es una lástima que no pueda leer directamente sus comentarios, pero en la medida de lo posible se los haré llegar.

17 ideas sobre “Eugenia Bahit everywhere”

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