Probando KDE 4.4.5: primeras impresiones

Pues eso, que hace unos días, harto ya de Gnome y bastante insatisfecho con los derroteros que parece estar tomando el proyecto, decidí echarle un tiento a KDE, en busca de una escapatoria al que ha sido mi entorno de escritorio principal durante la práctica totalidad de los últimos 5 años.

La verdad es que es bastante complicado evaluar un entorno de escritorio a priori tan potente y configurable y más aún si tenemos en cuenta que soy un completo ignorante en el uso del mismo, salvo por las cuatro chorradas que he podido ir leyendo durante los días de prueba. De ahí el título “primeras impresiones”, que nadie se me eche al cuello por las posibles imprecisiones y sobre todo por juicios de valor que quizá estén condicionados precisamente por mi desconocimiento.

Como reza el título la versión “evaluada” es la 4.4.5, que se puede encontrar en la rama testing de Debian. Para la instalación tiré del metapaquete “kde-base” que a su vez tiene como dependencia “kde-standard”, que incluye el entorno de escritorio y las aplicaciones estándar.

Dividiré el intento de análisis en varios subapartados: rendimiento, usabilidad y software.

1.- Rendimiento

La verdad es que esta fue una de las grandes sorpresas, y para bien, que me llevé de recién instalado KDE. El consumo de RAM (según free) ronda los 300Mb tras levantar las X’s y el entorno de escritorio, lo cual no dista tanto de los doscientos y pico que me venía tragando Gnome. Teniendo en cuenta que tengo 2Gb es un consumo que por decirlo de alguna manera, me puedo permitir.

No obstante, los problemas empezaron muy, pero que muy pronto. El primero de ellos, los efectos no tiran ni a patadas. No es que sea algo muy relevante, pero teniendo en cuenta que mi gráfica lleva tiempo soportada por los drivers libres, pues se me hace extraño. Llevo dadas mil y una vueltas, y nada, no hay manera. La cuestión es que no tira errores, sino que al activarlos todo se ralentiza y se hace insoportablemente angustioso abrir un triste menú. De todas formas, tampoco he vuelto a indagar en ello, así que ni idea.

Otro fallo, y gordo, el gestor de conexiones hace lo que le sale del mismísimo intérprete, cuando quiere conecta, cuando no, pasa, cuando le parece bien te tira la conexión y otras veces simplemente no ve las redes. Y sí, estoy 100% seguro de que es del gestor, wicd no me da problemas, desde consola también me conecto y hasta hace unos días con Gnome todo iba a la perfección con la misma conexión, el mismo router, los mismos drivers y el mismo adaptador de red.

Y ya para poner la guinda al asunto, el tercero y último de la tarde, el entorno gráfico se reincia cuando le viene la fresca, sin importarle lo más mínimo que estés en medio de una memoria de 100 folios, eschuchando Blind Guardian en Amarok o echando un ojo a la Tira Ecol. Se la suda, cuando le parece bien ¡zasca! pantallazo negro y al KDM de cabeza. A la que vuelves a ingresar olvídate de todo aquello que tuvieras abierto, excepto de las pestañas de Iceweasel (estos de Mozilla, qué considerados) que tras disculparse por un error que no es suyo (el famoso “Ups, esto es embarazoso…”) te recupera la sesión justo donde la dejaste. Lo peor, que no hay motivo aparente, ni relación directa con la ejecución de algún programa concreto.

Y dicho lo dicho, poco más que añadir, desastroso.

2.- Usabilidad

La repera oiga. No sé porqué coños he estado tanto tiempo en Gnome perdiendome semejante maravilla. Escritorio limpio de iconos pero con información relevante (temperaturas, tráfico, cpu’s, etc), una consola siempre abierta arriba a la izquierda, mis notas (el plugin “remember the milk” es la leche para mentes “dispersas” como la mía), el plugin “Vista de carpeta”, y atajos de teclado, muchos atajos de teclado. Yo creo que no he abierto el menú de KDE más de dos veces en la última semana (en cuanto me entere de si hay posibilidad de ejecutarlo a golpe de botón derecho, lo trinco de la barra de herramientas). Algunos me diréis que muchas de esas cosas también se pueden hacer en Gnome, pues sí, se puede, pero hay un montón de widgets que cambian mucho, y para bien, la forma de hacer una misma tarea. Y resulta que esos widgets están en KDE.

En resumen, que aunque evaluado muy por encima y sobre todo de forma muy subjetiva, para mi en este apartado KDE cumple, y con creces.

3.- Software

De nuevo un análisis (me da vergüenza llamarlo así, os lo aseguro) bastante somero de las aplicaciones que incluye por defecto la instalación de kdebase.

Así, de primeras, no he echado en falta nada de lo que solía utilizar en Gnome, o bueno, casi nada. Akregator cumple igual de bien que Liferea, y además se nota mucho más fluído, K3b le pega un repaso de escándalo a Brasero (menuda novedad ¿eh?), Kate hace lo propio con Gedit y Kontact, KadressBook, Korganizer y GwenView cumplen con su función, que os aseguro que no es poco. Respecto a Okular, mejora mucho el trabajo con PDF’s frente a Evince (la posibilidad de subrayado y adición de notas son realmente útiles) y de Dragonplayer, Kmail y Kopete, poco puedo decir porque apenas los he tocado.

Ahora, Amarok para mi no es ni la sombra de Rhythmbox (será la costumbre, pero lo echo de menos, y mucho), con Dolphin hago prácticamente lo mismo que con Nautilus -aunque he de decir que lo de dividir la ventana en dos le da puntos extra- y Konqueror como navegador web me parece una tremenda cagada (lo mismo es que está poco maduro aún, yo que sé).

Del resto de software no hablo, porque básicamente es el mismo que utilizaba cuando tenía Gnome, salvo quizá por la interfaz -véase Backintime- que en algunos casos he cambiado el paquete GTK por el Qt4.

Y poco más, en este apartado KDE pasa y con nota.


4.- Conclusiones

La sensación general frente al cambio ha sido más que buena, pero la “inestabilidad” (llamadlo como queráis) hace que sea poco probable que a día de hoy me pueda quedar con KDE 4.4.5 como entorno de escritorio principal. Los problemas que os comenté al principio son lo suficientemente serios como para entorpecer la labor normal que desempeño con mi máquina y eso es un enorme inconveniente.

A día de hoy no sé si esperar a que vayan entrando actualizaciones por si se corrije, si ponerme en serio a buscar soluciones o si pasar del asunto y cambiar KDE por algún gestor de ventanas con alguna que otra aplicación que facilite un poco el día a día. De momento tengo pendiente ponerme con Fluxbox y Openbox medio en serio, que he encontrado unas guiás bastante simpáticas, y luego ya veremos. Como siempre, se aceptan sugerencias, pero a poder ser fuera de lo común (ya conozco la existencia de IceWm, Windowmaker, ratpoison, AfterStep, XFWM, Awesome, E17, JWM, ion, WMII…) o que aporten algo novedoso 😉

5.- Nota aclaratoria

Me gustaría puntualizar que la comparación con Gnome es fruto simple y llamamente de que es lo que he venido utilizando hasta hace cuatro días. Ni pretendo crear un flame, ni establecer una especie de verdad universal por la que todos debais regiros. Os pido, por favor, que hagáis lo mismo. No quiero una batallita en forma de aluvión de comentarios y espero que comprendáis que esto más que un análisis como tal es una bitácora desenfadada de mis primeras impresiones con KDE, así que no le pidamos peras al olmo.

Por lo demás, cualquier sugerencia/comentario/aclaración/crítica será bienvenida, sobre todo si el contenido es constructivo.

¡Un saludo!

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