Ubuntu, quien te ha visto y quien te ve

¡Buenas!

Os dejo un artículo publicado en BULMA por Toni Marín Bosquet en el que plasma, bajo su punto de vista, la desilusionante (y hasta cierto punto lógica) evolución de Ubuntu. Yo no he tenido la suerte o desgracia de evaluarla a fondo, ni siquiera de conocerla en sus inicios, así que lo más que puedo decir, por lo que he ido leyendo en la web, es que se veía venir.

Espero que dé que pensar a más de uno.

Por Toni Marín

Hace 6 años, cuando se lanzaba la primera versión de Ubuntu al mercado, muchos usuarios del universo GNU/Linux, vimos en esta distro el soplo de aire fresco que necesitaba el Software Libre para acercarse a las grandes masas de una manera más sencilla. Pero el tiempo ha pasado y muchos de los que empezamos con esta distribución ya no estemos tan seguros de ver en ella el mismo rumbo que marcara en sus inicios.

A día de hoy no se puede negar, pese a quien le pese, que Ubuntu se ha convertido por derecho propio en una de las distros más populares dentro y fuera del panorama linuxero, gracias a su filosofía de acercarse al usuario menos experto con características como la fácil instalación, la búsqueda de codecs de audio y video o la facilidad a la hora de instalar los controladores de ATI o Nvidia y eso sin contar con el nuevo Centro de Software de Ubuntu que nos permite instalar programas de una manera muy visual y sencilla o la altísima compatibilidad con hardware de todo tipo.

Sin embargo, Canonical, la empresa tras Ubuntu, está tomando algunas decisiones que el usuario más comprometido y veterano puede no ver con buenos ojos. Por ejemplo: se ha hecho desaparecer The Gimp de la instalación inicial argumentando que “es un software demasiado complejo para el usuario”. El software sustituto elegido ha sido F-Spot para la versión más reciente de Ubuntu. Pero no queda ahí la cosa!!! Ya se ha anunciado que para la próxima Ubuntu 10.10, F-Spot será sustituido por Shotwell. Por supuesto estos cambios repentinos no ayudan a dar una imagen seria a una distro que hace 6 años que está con nosotros. Más bien lo que consigue transmitir es la sensación de improvisación, como si de una distro recien nacida se tratara. Claro está que si los cambios sólo fueran estos, no habría más complicación, pero cuando uno se entera que se eliminan programas de la instalación base como Aptitude o el propio Synaptic la cosa ya empieza a preocupar más. Seguirá existiendo apt-get y que Synaptic se elimina para dar paso al Centro de Software de Ubuntu, pero a los ojos de los usuarios más puristas esto puede indicar un camino de no retorno. Si aplicamos el sentido común, no cuesta mucho deducir que en un tiempo no muy lejano nos quedemos sin shell y todo en nombre de la simplificación para el usuario más ocasional. Desde luego Ubuntu no puede dejar escapar a los usuarios más ortodoxos e incondicionales y prestar sólo atención a los usuarios más ocasionales ya que estos se prestan sólo a instalar una distribución GNU/Linux durante unos meses para después volver ,una vez más, a su rutina Windows.

Otros de los temas calientes, a mi entender, son los que yo denomino efecto Itunes y efecto Android. Otra de las novedades que se nos han presentado en las últimas entregas de Ubuntu es la posibilidad de comprar música comercial al más puro estilo Itunes de Apple mediante el reproductor de música de Ubuntu, al precio nada despreciable de un euro por canción. Por supuesto entiendo que Canonical busque fórmulas para financiar a Ubuntu, pero desgraciadamente muestran pocos escrúpulos ofreciendo música comercializada por las grandes multinacionales que tanto tienen que ver con el DRM y que están representadas por organizaciones como la RIAA o la propia SGAE con su más que polémico canon digital. Creo sinceramente que es muy desafortunado ofrecer este tipo de productos desde una distribución supuestamente libre cuando existen otras fórmulas de venta musical mucho más cercanas a la cultura libre como es Jamendo o Magnatune, que distribuyen música bajo demanda con licencia Creative Commons.

Si esto no fuera suficiente, a los chicos de Canonical también se les ha ocurrido la brillante idea de vender software desde su flamante Centro de Software de Ubuntu al más puro estilo Android Market. De momento no se ha comunicado el tipo de software que se pondrá a la venta, pero es de suponer que se ofrecerá software NO LIBRE, como ya se hacía desde la página oficial de Ubuntu. Desafortunada decisión desde mi punto de vista, cuando por ejemplo, podrían haber optado por la petición de donativos al instalar ciertos programas y que el dinero recolectado se invirtiera tanto en la propia Ubuntu como en la comunidad de desarrolladores de software libre. Sinceramente como usuario prefiero hacer un dónativo por un programa libre que no pagar por un programa NO LIBRE.

A las conclusiones a las que se puede llegar creo que son evidentes: por un lado Canonical como empresa privada y al igual como ya han hecho Red Hat, Google o IBM, piensan única y exclusivamente en sus intereses comerciales, dejando en un segundo plano los valores éticos del Software Libre y a su comunidad más activista. Sólo hay que mirar atrás para ver los acuerdos entre Red Hat y Microsoft, el uso de Google del núcleo Linux para crear su sistema Android alimentado por software NO LIBRE o como IBM sólo aporta a Linux aquello que necesita para que funcione en sus ordenadores y servidores exclusivos. En vista de los acontecimientos, el panorama que presenta esta distribución es desalentador tanto para los usuarios presentes como futuros: los usuarios presentes irán viendo como una de las grandes distros va adoptando unas formas lejanas a la filosofía libre y por desgracia, los futuros usuarios que elijan a Ubuntu por su posición dominante tendrán una visión muy distorsionada de lo que representa el Software Libre y un sistema GNU/Linux.

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